miércoles, 30 de abril de 2014

Historias con expresiones."NADA ES PARA SIEMPRE" David Ramos. 1º de Bachillerato.

Teníamos una simple relación de unos meses. Todo me iba sobre ruedas con esa chica tan especial, Ana se llamaba. Crucé los dedos para que durase para siempre pero poco a poco me daba cuenta de que se trataba de un ave de paso.
Aún recuerdo cuando la conocí, cuando despertó el amor entre nosotros, cuando de verdad notaba su cariño. Pero ahora mismo notaba que a ella le importaba un bledo. Al principio era todo muy bonito. Risas allí, bromas acá… incluso nos tirábamos los tejos como críos.
Nuestra relación fue un gran golpe de efecto en mi vida ya que no me la esperaba para nada. Es una de esas experiencias cortas pero fascinantes que vives al máximo. No hubo momento en el que dejé de pensar en ella, incluso llegué a bajar la guardia ante los problemas de mi vida al sentir que, teniéndola a ella, podría no sólo afrontar mis temores, sino vivir felizmente hasta la muerte.
Nos pasábamos las noches de verano en la playa, aprovechando la poca luz de la luna para besarnos frente al mar. Noches que, de verdad, me sabían a gloria. Solíamos pasear, cocinar, hacer deporte, e incluso, ir de compras. Nos poníamos hasta las botas de chuches y palomitas cuando íbamos al cine. Entre nosotros hubo un lazo muy especial de pasión, cariño y respeto. Si ella no hubiese aparecido en mi vida otro gallo cantaría. Estábamos completamente ilusionados.
Al tiempo, las cosas empezaron a torcerse. No parábamos de tener discusiones bizantinas. Parecía que lo nuestro íba apagándose poco a poco. Ya no resolvíamos nuestras peleas… últimamente acababan con un: “¡vete a la porra!”. La relación ,a partir de entonces, fue un poco insana, se había vuelto un trabajo de negros. Leí entre líneas los motivos de nuestros enfados pero no les encontré sentido. Ella jugaba siempre a dos bandas, no tenía clara las cosas y ya comenzaba a desvalorarme. Intenté llegar a mover los hilos con el fin de arreglar lo nuestro pero tan solo pude conseguir que llegara la sangre al río.
Mutuamente echamos leña al fuego y no encontramos con qué apagarla, lo nuestro se dio por finalizado. “Yo me bajo de esto”, le dije.
De esto aprendí a no dejarme llevar por las cosas que no vea como ‘seguras’ y ‘firmes’ en mi vida, a mirar por mí y por mi familia antes que por cualquier cosa externa. Porque un favor con favor se paga, sí, pero esto es tan solo cierto entre hermanos en la sangre los cuales darían la vida por ti.
Es cierto que al pensar en ese ave de paso aún guardo un poquito de sentimiento, suspiro como si un ángel hubiese pasado. Tengo que tomar ejemplo de los ratones de bibliotecas que dedican su tiempo a cosas más importantes, mi futuro es más importante que la opinión de una joven desorientada.
Nunca diré de esta agua no beberé porque el rumbo de la vida y el futuro son impredecibles. Tan solo maduro con el tiempo y consigo ser un zorro viejo.




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