lunes, 9 de junio de 2014

Historias con palabras.“Más allá del espejo”- Valeria- 4ºC

La mía, más que una historia, es una reflexión:
Imaginemos  por un momento que existe una vida paralela a la nuestra. Un mundo justo ahí, detrás de los espejos.
Algunos pueden pensar que soy exagerada y hasta visceral.
¿Qué pasaría si pudiéramos  atravesarlos? ¿Y si tuviéramos la oportunidad de vivir desde el otro lado de la vida de esas personas que nos miran cada vez que nos acercamos a uno de ellos?
¿Qué pensaríamos de esa gente que ve bajo sus pies un autentico pedregal? Esa gente que vive sumergida en una especie de película creada por ellos mismos cual género  western. Esos que se pasan el día farfullando de otros en su propia jerga.
Esa que, con total unanimidad, solo se empeñan en ver el lado negativo de las cosas.
El mundo está lleno de espejos…
En los colegios, en los hogares, en las residencias de ancianos… en cualquier lugar podemos toparnos con una xerografía  de nuestra propia imagen.
Y detrás  de cada imagen una persona.
Y detrás de cada persona, una historia que se repite una y otra vez…
n        En los colegios:
Nos podemos encontrar al expresivo, ese que hace muecas como un burdo, mientras se saca fotos en los baños durante el recreo.
Al distante, ese que se mira al espejo solo de refilón, ya que es introvertido, y cree que eso le honra.
Y a la rechoncha, que se ve con grima todos los días arrepintiéndose de haber comido el día anterior, porque por eso no le sienta bien esa especie de kimono que se ha puesto hoy.
n          En los hogares:
Viven el áspero, que a pesar de que los demás lo vean como un hombre campechano, en realidad él se empeña en verse esa tara que tanto lo amarga.
También el zarrapastroso, que eternamente se siente nimio ante los demás dándole un yuyu, cada vez que se ve reflejado en la persona que nunca quiso ser.
Y qué decir de la meticulosa, que sin mucho lucro, al contrario solo ve la persona  que nunca será.
n       Y, por último, en las residencias o en cualquier parte donde haya ancianos.
Encontraríamos al ñoño, que solo es capaz de vivir de los recuerdos de su juventud.
Al obsoleto, que solamente se siente cual mueble viejo y anticuado.
Y, por supuesto, a la quejumbrosa, que contempla tristemente, habiendo sido una mujer bella en su juventud, cómo se ha convertido en una vieja soez casi sin haberse dado cuenta.

Y yo ,pensando en todo esto, sólo puedo hacer una reflexión:
Que un espejo, es solamente un reflejo de nosotros mismos.
Que la vida solo se vive una vez. Y que es demasiado bonita para malgastarla viendo cosas malas donde no las hay.

Los jóvenes:
Porque deberíamos estar contentos de que nos queda mucha por vivir.
Los adultos:
Porque siempre estarán a tiempo para corregir sus errores.
Y los ancianos:

Porque  deberían estar orgullosos de todo lo que han vivido, eso no los convierte en viejos, los convierte en sabios…

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