Hace
mucho tiempo, mi abuela Candelaria llevaba saliendo con mi abuelo
siete años. Un día, cuando fue a visitarla, lo atropelló un coche:
"el recorredor de los Benítez". Un taxista de los taxis
amarillos no vio el accidente, pero observó cómo algo volaba por
encima de su coche y cayó en un cercado de millo. Entonces el
taxista siguió su ruta, pero de regreso decidió ver qué había
caído... Era mi abuelo, que se había fracturado la pierna por tres
partes.
En
la Clínica del Pino le escayolaron la pierna entera. Mi abuela iba a
verlo todos los días. Uno de ellos, le estaba acariciando los dedos
del pie y se le cayó un dedo a mi abuelo. Tenía toda la pierna engangrenada y se la tuvieron que amputar por el muslo.
Cuando
llegó mi abuela, él estaba llorando y le dijo: "Déjame,
Candelaria, porque a mí me muerde un perro y me golpea un niño".
Mi abuela contestó: "Prefiero que pierdas tu pierna y sigas
conmigo, a que no te la quites y te mueras. Ahora mismo traigo al
cura y nos casamos. Mientras yo tenga mis manos y mis pies estén
sanos, yo trabajaré para que no te falte nada".
Mi
abuelo vivía en La Pasadilla, en lo alto del barranco de Guayadeque.
Mi bisabuelo Antonio tenía un perro llamado Tigre. Este perro fue a
llamarlo mientras dormía por el mediodía, porque mi abuelo José Gabriel se iba a tirar por el barranco, traumatizado porque le
cortaron la pierna, y su padre, gracias al perro, se lo impidió.
Finalmente
Candelaria y José Gabriel se casaron y tuvieron dos hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario