Este
trekking se desarrolla por una vía de uso humano y ganadero que los
antiguos pobladores de Gran Canaria utilizaban para llevar a sus
animales en busca de los mejores pastos de cada temporada. Con las
mejoras que sufragó un acaudalado terrateniente de finales del siglo
XIX, los isleños pudieron superar accidentes geográficos de las
cumbres en dirección hacia el sur en una época en la que las
comunicaciones por carretera eran inexistentes. Con el tiempo, la
ruta fue acondicionada para senderistas y peregrinos.
Un sendero repleto de pinares, tajinastes y verodes
Entre
pinares, monte bajo de retama, tajinastes y verodes, la ruta de la
Plata transcurre por parajes de alto valor biológico como la
Degollada de Becerra, Garañón, Pasos de la Plata y Tunte. Con un
recorrido total de trece kilómetros que se realiza sobre empedrado,
pista forestal y zonas asfaltadas, este sendero se puede completar en
cinco horas por su grado de dificultad media. Conviene no olvidar
protección solar y llevar calzado adecuado, así como bebida y
alimentos para disfrutar de un momento de descanso en el camino.
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