Esta historia va sobre Lara, una chica sensata, jovial y extrovertida que desde muy joven mostró gran
fulgor por el windsurf.
Sin ningún pudor, contaba a todos sus amigos que su meta era ser era ser
la campeona mundial de ese deporte. Algunas personas quisieron menoscabar su
ilusión, haciéndola creer que era una quimera, ellos sólo consiguieron lacerar
apenas su corazón.
Lara creía tanto en su sueño que entrenó hasta estar preparada para
enfrentarse al mundo del deporte de élite donde puede decirse que existe una
oligarquía y reina el nepotismo, o eso pensaba ella…
Cada experiencia lleva intrínseco
el aprendizaje de importantes lecciones de vida; Lara se preparaba para
participar en una importante competición cuando sufrió un vahído, ni siquiera era capaz de balbucir
una palabra porque
se había golpeado el xifoides en la caída.
Cuando el niño que estaba en el cuarto anexo al suyo entró, el médico le
recomendó ralentizar su entrenamiento y alimentarse bien con frutos y verduras
como el ñame, para recuperarse más rápido.
Ella le dijo que tenía recuerdos difusos de lo que había pasado.
Una vez timbrado el consentimiento del médico, Lara volvió a casa. Allí
se llevó una fuerte sorpresa al encontrar mensajes de ánimo de sus compañeros y
una tabla de gama alta con el estampado de los kilts escoceses.
Miró por la ventana y se sorprendió de lo hermoso que se veía el terreno
yermo que se extendía sus ojos. Entonces pensó en todos aquellos que intentaron coartar sus sueños y
metió esa hipocresía en un zurrón imaginario. Para ello Lara , aunque fuera con
usura intentó conseguir su sueño.
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