martes, 7 de octubre de 2014

DEJANDO ATRAS LAS PREOCUPACIONES .Gisele.4º ESO

Haciendo cuentas hacia atrás, las vacaciones de verano en Secundaria fueron aproximadamente 85 días de libertad absoluta, es decir, sin exámenes, ni tareas, ni trabajos, ni profesores insistentes en el estudio académico y, lo mejor, pudiendo masticar chicle... A día de hoy, pienso que el instituto está para aprender, llevo desde los tres años formando mi cerebro para un futuro (como todos que se lo puedan permitir en España), pero, por el contrario, también pienso que el cerebro tendría que tener algún botón en el que se pueda pulsar para ponerlo en modo de off, y para eso está el verano.
Los humanos, tenemos esa extraña faceta de quejarnos siempre por todo, o, al menos, los adolescentes. Algunos nos quejamos del instituto cuando estamos en él, pero, por otro lado, estando en las vacaciones de verano, tenemos ganas de empezar. No sé exactamente por qué, pero se me ocurre que muchos queremos empezar con la rutina, que ya no es rutina, ahora es algo nuevo después de tres meses de descanso y diversión. La rutina empieza una vez que un conjunto de acciones son muy repetitivas y te rminan cansando, no sé si me explico.
Yo, como muchos adolescentes antes, tengo ganas de empezar 4º de la ESO, más bien porque es el último año de secundaria obligatoria y, de aquí, podré escoger lo que yo quiera. Aunque no lo tenga muy claro, tengo el empuje de un orientador u orientadora en el Centro.
Aunque parezca que estoy muy confiada en un aprobado o en una titulación, en este caso no lo estoy; yo, como cualquier estudiante normal de Secundaria tengo muchas preocupaciones y dificultades en cuanto a ciertas materias como Matemáticas opción B, Física y Química, o Biología, que tienen que ver con las ciencias. Ahora se estarán preguntando: ¿Cómo se te ocurre meterte en un Cuarto de ciencias? Pues la verdad, no fue por ningún amigo o ninguna amiga porque eso me parece una estupidez desde mi punto de vista, se puede querer mucho a un amigo/a tuyo/a, pero jamás le regalaría (por decirlo así) mi futuro. El caso es que quería ver hasta dónde puedo llegar en las ciencias, aparte de que la profesión que tengo en mente para el futuro va muy encaminada con ella.
En cuanto a levantarse temprano, sé que es muy duro, es más, muchísimo. Hay gente que dice que quieren hacer las clases por la tarde pero piensen: ¿prefieren quitar tiempo de salir con los amigos/as? No, por favor. Sólo hay que dormir las ocho o nueve horas y ya está, cosa que yo no hago muy habitualmente.
Para finalizar, añado que el instituto no es fácil, pero tampoco es difícil, sólo hay que esforzarse y encontrar el tiempo para seguir adelante con los estudios, no sean vagos.

Es mejor ser un burro con cerebro y fuerza que un burro con barriga. 

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