
Erase una vez la isla de Katinga, un pirata altivo y gorrón que decidió viajar a la isla de Katatuka. Para él fue una decisión irrefutable ya que ahí estaría el tesoro perdido. Tardaron tres meses en zarpar ya que tuvieron que hacer muchas cosas, como sanear el barco y elegir los marineros que irían con él. como el pirata era muy quisquilloso y estricto tardó mucho en elegir a sus cuarenta marineros, estos tenían que ser fuertes, tener lozanía y por supuesto tener xenofobia. Un día antes por la noche algunos marineros y el pirata fueron a una Whiskería cerca del puerto donde había espectáculo en el que había muchos talentos, uno de ellos hacia movimientos con mucha dificultad, otro era un mago y a la vez payaso ya que tenía un donaire y una ñoñería en la forma de actuar. Uno de sus trucos más impresionantes fue comerse el xerrón de las lámparas y convertirlo después en rosas. Entonces, al capitán se le ocurrió que otro de sus marineros podría ser ese mago ya que era listo, ágil y tenía bramura. Al mago le apareció una buena idea, pero tenía que esperar la decisión de los demás marineros.
El día siguiente por la mañana, el capitán explico su idea y todos los marineros sabían que el capitán era una persona veraz y por eso tuvieron una decisión unánime. Mientras cargaban el zarrafancho el capitán fue conciso por donde iban a pasar y el cargo que iban a tener cada uno. Todos los marineros le dijeron que por ese camino era más largo, pero el capitán era muy pertinaz y no hizo caso.
Al zarpar por esas aguas desconocidas muchos de los marineros estaban felices, pero a la vez míseros ya que tuvieron que dejar a sus familias.
Al pasar un mes recargaron comida, agua y materiales para el barco en una isla cercana a Katakuta. cinco de los marineros se quedaron vigilando ya que el capitán le había dicho que se quedaría reivindicando el barco.

Ellos les dieron las gracias y se fueron, después, al pasar semanas, llegaron a la isla de Katatuke en la que pisaron arena rápido y empezaron a cavar, pero cuando encontraron el tesoro vieron una nota que decía:
" El que abra este tesoro pagará las cons3ecuencias"
El capitán no se lo creyó y entonces la abrió y salió un humo venenoso que mató a todos, y desde entonces no se supo nada de ellos.
Al terminar, todos los del Kinderrgarten ovacionaron al profesor de Lengua
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