Cada
año se celebra en las vacaciones de navidad, el Campeonato de España
de Selecciones Territoriales de balonmano, dónde cada Comunidad
Autónoma lucha por ganar el campeonato. Antes de esto, hay que pasar
por una serie de concentraciones. En nuestro caso, tuvimos que
presentarnos a una preselección, dónde todas las chicas de Gran
Canaria intentan competir por un puesto en la selección. Estas
pruebas se hacen en cada una de las islas, y finalmente de ahí
convocan a las mejores y se forma un equipo con jugadoras de las
distintas islas.
El
día 11 de diciembre nos llegó la noticia de que estábamos
convocadas para la primera concentración que comenzaría del día 13
al 17 de diciembre en Fuerteventura. En esa primera concentración
estaban convocadas 18 jugadoras, de las cuáles dos serían
expulsadas. Estuvimos entrenando dos veces al día y cada sesión de
entrenamiento de tres horas. Al acabar la primera concentración nos
volvieron a llamar para la segunda, del día 19 al 23 de diciembre,
ya éramos 16 jugadoras, y aún tenían que expulsar a dos más para
finalizar y completar el equipo. Terminó la segunda concentración,
ya estábamos agotadas pero contentas. Finalmente nos llamaron para
la tercera y última concentración, ya estábamos entre las 14
jugadoras, por lo tanto, ya estábamos dentro del equipo. Quedaba aún
una última concentración antes de irnos para el campeonato que se
celebraría en Gijón, Asturias, que duraría del 26 al 29 de
diciembre, dónde me nombraron capitana del equipo. (Ariadna)
Los
entrenadores estaban muy contentos con todas nosotras y el trabajo
realizado, ellos tenían mucha confianza en nosotras y sabían que
podíamos conseguir medalla si nos lo proponíamos.
El
día 1 de enero partimos a Gijón, fue un vuelo de tres horas, dónde
ya los nervios empezaron a aparecer. El día 2 jugábamos nuestro
primer partido contra la Rioja. Fue un partido fácil ya que ganamos
47- 7. El segundo partido fue contra Cantabria, el cual ganamos
31-17. Los entrenadores estaban contentos con nuestro trabajo. Al día
siguiente, día 4 de enero, nos tocaban ya los cruces para entrar en
semifinales, por lo tanto ya no era un partido fácil, sino al
contrario. Nos enfrentábamos contra Galicia, un partido en el que
íbamos perdiendo de dos, los nervios nos traicionaban, hasta que
llegó el punto en que espabilamos y comenzamos a remontar,
finalmente conseguimos ganar de dos. Logramos meternos en
semifinales.
El
próximos partido era contra Cataluña, un rival muy fuerte, en este
partido la verdad que sufrimos mucho y todas pensábamos que nuestro
campeonato terminaría ahí. Íbamos perdiendo todo el partido de
cinco, pero nunca nos rendimos; a falta de 10 min para finalizar el
partido comenzamos a robar balones y conseguimos empatar el partido
(24-24) , ya sólo quedaba un min y medio para finalizar el partido,
y atacaban ellas. Pudimos controlarlas ya que no podían entrar en el
área de seis metros, por lo tanto lanzaron de nueve metros pero
fallaron el lanzamiento. Ahora quedaba 1 min, todo se decidía en ese
minuto. Conseguimos meter el gol, ya íbamos por primera vez en todo
el partido por delante de ellas en el marcador. Quedaban 20 segundos,
atacaban ellas, si marcaban iríamos a prórroga. Fue el momento más
intenso del partido, ellas no conseguían entrar, nuestra defensa
estaba más fuerte que nunca; ya sólo quedaban 5 segundos, y sacaban
el golpe franco, hicieron una gran jugada, pero una de nuestras
jugadoras consiguió sacarle falta en ataque, por lo tanto ya el
tiempo había acabado. (25-24)Ya estábamos en la final del
campeonato. Fue un partido tan intenso que todos, incluidos los
entrenadores, terminamos llorando.
Comenzamos
el partido, las gradas estaban llenas. Nosotras intentábamos
controlar los nervios, para no fallar en ese último partido. Fuimos
en cabeza de tres en el descanso (15-12). Al comenzar la segunda
parte, seguíamos con nuestra diferencia de goles, hasta que a la
mitad de la segunda parte ellas consiguieron empatarnos el partido
(19-19). Estuvimos sin marcar ninguno de los dos equipos, hasta que
nos pusimos a diferencia de dos goles, faltaban solo 5 min y ya todas
deseábamos que acabará el partido, minutos que fueron puro
sufrimiento para nosotras. Finalmente ganamos (24-21). La grada
gritaba y todas nosotras aún no lo asimilábamos. La piel se nos
puso de gallina, nos sentíamos orgullosas, y las lágrimas nos
salían solas, de toda la tensión acumulada del campeonato. Por fin
podíamos respirar tranquilas. Todo el esfuerzo se ve reflejado a
final del camino.